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vas a ver que todo es empezar.» Un suspiro, ni sí ni no. «Ves, claro que
tenés ganas. Yo te voy a hacer el té ahora mismo.» Si eso falla, quedan los
asientos. «Estás tan incómoda ahí, te vas a acalambrar.» No, está bien. «Pero
no, si debés tener la espalda envarada, toda la tarde en ese sillón tan duro.
Mejor te acostás un rato.» Ah, no, eso no. Misteriosamente, la cama es como
una traición. «Pero sí, a lo mejor te dormís un rato.» Doble traición. «Te
hace falta, ya vas a ver que descansas. Yo me quedo con vos.» No, está muy
bien así. «Bueno, pero entonces te traigo una almohada para la espalda.»
Bueno. «Se te van a hinchar las piernas, te voy a poner un taburete para que
tengas los pies más altos.» Gracias. «Y dentro de un rato, a la cama. Me lo
vas a prometer.» Suspiro. «Si, sí, nada de hacerse la mimosa. Sí te lo dijera
el doctor, tendrías que obedecer.» En fin, «Hay que dormir, querida.»
Variantes ad libitum.
Perchance to dream murmuró Etienne, que había rumiado las variantes a
razón de una por peldaño.
Le debíamos haber comprado una botella de coñac dijo Oliveira . Vos
que tenés plata.
Si no lo conocemos. Y a lo mejor está realmente muerto. Mirá esa
pelirroja, yo me dejaría masajear con un gusto. A veces tengo fantasías de
enfermedad y enfermeras. ¿Vos no?
A los quince años, che. Algo terrible. Eros armado de una inyección
intramuscular a modo de flecha, chicas maravillosas que me lavaban de arriba
abajo, yo me iba muriendo en sus brazos.
Masturbador, en una palabra.
¿Y qué? ¿Por qué tener vergüenza de masturbarse? Un arte menor al lado
del otro, pero de todos modos con su divina proporción, sus unidades de
tiempo, acción y lugar, y demás retóricas. A los nueve años yo me masturbaba
debajo de un ombú, era realmente patriótico.
¿Un ombú?
Como una especie de baobab dijo Oliveira pero te voy a confiar un
secreto, si jurás no decírselo a ningún otro francés. El ombú no es un árbol:
es un yuyo.
Ah, bueno, entonces no era tan grave.
¿Cómo se masturban los chicos franceses, che?
No me acuerdo.
Te acordás perfectamente. Nosotros allá tenemos sistemas formidables.
Martillito, paragüita... ¿Captás? No puedo oír ciertos tangos sin acordarme
cómo los tocaba mi tía, che.
No veo la relación dijo Etienne.
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Porque no ves el piano. Había un hueco entre el piano y la pared, y yo me
escondía ahí para hacerme la paja. Mi tía tocaba Milonguita o Flores negras,
algo tan triste, me ayudaba en mis sueños de muerte y sacrificio. La primera
vez que salpiqué el parquet fue horrible, pensé que la mancha no iba a salir.
Ni siquiera tenía un pañuelo. Me saqué rápido una media y froté como un loco.
Mi tía tocaba La Payanca, si querés te lo silbo, es de una tristeza...
No se silba en el hospital. Pero la tristeza se te siente lo mismo. Estás
hecho un asco, Horacio.
Yo me las busco, ñato. A rey muerto rey puesto. Si te crees que por una
mujer... Ombú o mujer, todos son yuyos en el fondo, che.
Barato dijo Etienne . Demasiado barato. Mal cine, diálogos pagados por
centímetro, ya se sabe lo que es eso. Segundo piso, stop. Madame...
Par là dijo la enfermera.
Todavía no hemos encontrado la auscultación le informó Oliveira.
No sea estúpido dijo la enfermera.
Aprendé dijo Etienne . Mucho soñar con un pan que se queja, mucho
joder a todo el mundo, y después ni siquiera te salen los chistes. ¿Por qué
no te vas al campo un tiempo? De verdad tenés una cara para Soutine, hermano.
En el fondo dijo Oliveira a vos lo que te revienta es que te haya ido
a sacar de entre tus pajas cromáticas, tu cincuenta puntos cotidiano, y que
la solidaridad te obligue a vagar conmigo por París al otro día del entierro.
Amigo triste, hay que distraerlo. Amigo telefonea, hay que resignarse. Amigo
habla de hospital, y bueno, vamos.
Para decirte la verdad dijo Etienne cada vez se me importa menos de
vos. Con quien yo debería estar paseando es con la pobre Lucía. Esa sí lo
necesita.
Error dijo Oliveira, sentándose en un banco . La Maga tiene a Ossip,
tiene distracciones, Hugo Wolf, esas cosas. En el fondo la Maga tiene una
vida personal, aunque me haya llevado tiempo darme cuenta. En cambio yo estoy
vacío, una libertad enorme para soñar y andar por ahí, todos los juguetes
rotos, ningún problema. Dame fuego.
No se puede fumar en el hospital.
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